viernes, 20 de diciembre de 2013

Quisiera..

Quisiera olvidar ese día pero aún vuelve a mi memoria de vez en cuando...

El cielo no quería vestirse de azul, ni siquiera quería ser cielo ese día. Un gris seco y triste era el color que veía cuando miraba hacia arriba para intentar buscarte. Solo se escuchaba el sonido de las viejas campanas de la iglesia sonando a lo lejos y el llanto de todos los que te queríamos. Sentía frío, mi corazón se había congelado, mi alma se había roto en mil y un pedazos. Te habías ido sin decir adiós, te habías esfumado del mundo, y ahora solo volvería a verte en mis recuerdos. De nada sirvieron mis lágrimas, de nada sirvió mi llanto, mis gritos de dolor, pues tu voz se había apagado, tus ojos se habían cerrado y tus labios habían dejado de sonreír. Te habías ido para siempre y contigo te llevaste todo lo que un día fui.
  
 


viernes, 13 de diciembre de 2013

¿Tú qué eliges?

Dicen que el tiempo no existe, que nada ocurre, pero sin embargo la vida pasa y con ella nuestros sueños e ilusiones. A menudo ideamos nuevos proyectos, nos marcamos nuevas metas, pero la intensidad del momento en el que las pensamos las esconde, a los pocos días, en un baúl cerrado y perdido en alguna parte de nuestras almas.

Cuando una idea nace de nuestros pensamientos el entusiasmo se adueña de nuestros actos, de nuestras metas y por qué no, de nuestros sueños. Se apodera de nuestro presente, de un futuro inexistente y de nuestro tiempo. En ese momento creemos que somos capaces de lograr cualquier cosa, de alcanzar la mayor meta y subir a la más alta de las cimas. Esa sensación, cuando viene, solo se queda para unos días, a veces tan solo para un café.



Cuando llega la hora de la verdad, cuando decidimos convertir esos pensamientos en algo tangible, esas metas se alejan y la cima de la montaña a la que creíamos haber subido se reduce a un simple montón de arena. Las ideas se desvanecen en el pasado y se reemplazan, en ocasiones, por otras nuevas o, simplemente, por la estúpida monotonía.

Este es uno de los caminos posibles y más frecuentes, pero no es el único. Somos humanos y por tanto tenemos la capacidad de ELEGIR. Cuando el esfuerzo empieza a hacerse notar algunos dan un paso atrás, simplemente por pereza, porque no creen en sus capacidades, porque no creen en sí mismos. Pero hay otro grupo de personas que no se rinde y lucha por materializar sus sueños en esta realidad compartida. Esas personas no nacen con esa habilidad, la aprenden a lo largo de sus vidas y, sobre todo, ELIGEN tenerla.

Con esto quiero decir que TODOS podemos ELIGIR alcanzar nuestras metas, hacer realidad nuestros sueños. La clave está dentro de uno mismo. Debemos creer en nuestras posibilidades, estar seguros de que lo conseguiremos, cambiar el instinto de la pereza por el esfuerzo y la perseverancia, no dudar en ningún momento, y sobretodo disfrutar del camino que nos conduce a convertir un pensamiento en una realidad, a superarnos, a transfigurarnos.



¿Tú qué eliges?


viernes, 6 de diciembre de 2013

Volver a ti.

La noche estaba apagada, el cielo vestía un azul silencioso y opaco, las pocas estrellas que había brillaban sin luz, la suave brisa del viento me rodeaba como si quisiera protegerme de algo, a decir verdad, yo se lo agradecí, pues el miedo me estaba inundando por dentro. Solo se escuchaba el eco de mis pasos quedando atrás, alejándose de mi.

Durante una décima de segundo pensé en volver, pero aún quedaban las últimas gotas de amor que aquel pequeño y viejo frasco de cristal guardaba. Mis sentimientos más profundos me pedían a gritos que las bebiera. Les hice caso y seguí caminando...

A lo lejos me pareció ver su silueta, mi corazón empezó a latir con fuerza. Empecé a andar más deprisa, los minutos que tardé en acercarme lo suficiente como para saber que era él se hicieron eternos. Llevaba años sin verle y ahora me volvería a abrazar con su sonrisa, me volvería a hechizar con su mirada. Esa mirada de cielo. Unos pasos más.

Me paré en seco. Allí estaba él, alto, fuerte, apuesto, con su pelo alborotado y oscuro como la noche, con unos años mas pero con la misma sonrisa de siempre... Corrí a abrazarle, a escuchar su añorada voz, a encontrarme de nuevo con sus labios de miel. Sus brazos me rodearon como al más preciado bien, su voz dio luz a las estrellas y sus labios, sus labios me devolvieron la luz que se habían llevado años atrás.