viernes, 15 de noviembre de 2013

Te quiero

Aquella triste tarde el eco de su dulce voz resonaba dentro de mi, sus palabras cálidas nacían del silencio de mi pensar, el sonido del viento otoñal y las lágrimas del cielo invocaban su deseada presencia. 

Ciegos eran los ojos que no advertían mi quebranto, sordos los oídos que no escuchaban mi lamento. Tan cerca y a la vez tan lejos, tan fácil es para mis ojos verte, tan difícil para mi boca decir: Te quiero.






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