El gélido frío del amanecer recorre los campos de abril, el viento acaricia las hojas de la vieja encina haciendo así sonar los primeros acordes de la sinfonía, en el décimo compás gotas de lluvia caen imitando el sonido de un piccolo al chocar con los pétalos de las rosas congeladas. La tierra se empapa de una humedad apetecible y tranquila, en pocos minutos se esconde bajo un manto de lluvia álgida.
Pronto el cielo se deshace en un mar de lágrimas, la calma que antes reinaba se vuelve ahora intranquila, las gotas suenan con fuerza, el cielo se ilumina de un blanco mudo, ensordecedores truenos se apoderan del miedo de los indefensos tulipanes. Pequeñas ardillas buscan cobijo en el interior de un tronco vacío. El caos gobierna el campo.
Poco a poco la lluvia cesa, solo suenan ya dos piccolos a lo lejos, las nubes se alejan en silencio para que la magia del arco iris se escuche con más claridad, los herrerillos entonan una bella y agradable melodía a modo de coda para dar fin al último movimiento de la sinfonía.
Me parece estar viéndolo. Un beso.
ResponderEliminarMe alegra que lo hayas disfrutado, gracias por pasarte Susana, un saludo :)
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